septiembre 16, 2011

El orgullo y la historia vinceña reviven en restaurado Municipio

El orgullo y la historia vinceña reviven en restaurado Municipio

Vinces, Los Ríos | jose granados
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VINCES, Los Ríos. Frente al Palacio Municipal se efectuaban actos cívicos y militares como consta en esta fotorreproducción.
Enquistado en el centro del cantón Vinces, por donde transita el médico, el abogado, el vendedor de guineos, el pescador, la madre con sus hijos, los estudiantes, ahí está el antiguo Palacio Municipal, un patrimonio cultural con más de cien años de construcción y que hoy será reinaugurado.

Hablar de este edificio es escudriñar en la memoria de los vinceños que inmediatamente exaltan los actos cívicos y sociales que en él se realizaban. Como un discurso que el ex presidente de la República,  José María Velasco Ibarra, dio desde su balcón.

Los bailes de gala también tuvieron cabida en los amplios salones del edificio, donde las vinceñas lucían las tendencias de la moda francesa, adquiridas en sus viajes hacia Europa.

Como el caso de Teresa Rosado, quien fue la primera Señorita Regata en la década del ‘50 y que recuerda claramente y con un rezago de algarabía cómo disfrutó en aquella época, donde orquestas especiales -dice- ponían las tonadas del momento para el baile.

Lo que más enorgullece a los vinceños es que el antiguo Palacio Municipal forma parte del Patrimonio Cultural del país.

Su construcción data desde los inicios de 1903. Luego de seis años la infraestructura fue entregada. Ahí, en los 722 metros cuadrados en que se levantó la Casona funcionaron  todas las oficinas públicas.

Gonzalo Ubilla, que es un referente en la historia de Vinces, resalta el hecho de que por la Casona Municipal pasaron varios ex presidentes de la República. A su memoria quien llega primero es Velasco Ibarra quien haciendo honor a su frase: “Dadme un balcón”, utilizó el de Vinces para discursos.

“Ese palacio estaba cayéndose a pedazos...”, precisa el  alcalde en funciones, Ovidio Ludeña, quien hizo las gestiones necesarias ante el Ministerio de Cultura y Fondo de Salvamento (Fonsal) para que el edificio sea reconstruido.

 “Me dijeron que uno de los requisitos era que el Palacio tenía que ser declarado como patrimonio cultural. Después de dos sesiones de Concejo, en el 2005 ya contó con esta categoría.

Una de las personas que estuvo vinculada al proyecto fue el máster en restauración de monumentos y sitios, Rafael Arízaga, quien por cinco años trabajó en él.

El arquitecto precisa que hizo los estudios para dicha restauración cuya primera etapa se la inició el año pasado con el apuntalamiento del edificio para prevenir y evitar el desplome total de la infraestructura.

“Hice una planificación de la reutilización de para qué va a servir el edificio en  el futuro, que se resumió en el proyecto de restauración y nuevo uso”, precisa Arízaga.

El Municipio, asegura el arquitecto-, ya no va a volver ahí porque tiene su propio local, entonces el antiguo Palacio se convertirá en un Centro Cultural que contará con una biblioteca virtual, internet, aulas, administración, auditorio, sala de conferencias, museo y servicios higiénicos.

Arízaga es enfático en señalar que el edificio estaba bastante deteriorado y que “era casa prácticamente de polillas, bichos y microbios...”.

El arquitecto menciona que tuvo que retirarse en la fase de apuntalamiento porque intervinieron directamente entes del Gobierno. “Yo critico eso porque trabajé por cinco años en ese proyecto y luego lo toman, trabajaron con él y ni siquiera las gracias me dieron”.

La obra, que se inició en julio del 2008, tuvo un presupuesto inicial de $ 225.481 con el consorcio PYL.

Entre los daños que se encontraron estaba el de la tabiquería de la fachada, la cual, por el deterioro de la madera, se la cambió por completo.

La estructura fue construida con guachapelí y las piezas dañadas fueron reemplazadas con moral, cedro y chanul.

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